Ell Museo Arqueológico de Asturias ha incorporado a su colección permanente una pieza de singular valor: la estela funeraria de Bodocena- Una lápida datada en el siglo primero después de Cristo que fue hallada durante las obras de reforma de una construcción rural en L’Auteiru (localidad de Vil.laverde), en el concejo de Belmonte de Miranda. La consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, Berta Piñán, y el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, han acudido a su presentación pública.
La lápida conserva una inscripción cuya traducción sería ‘Bodocena, hija de Aravo, del castellum Agubrigense, de 12 años, está enterrada aquí’. La pieza posee notable interés histórico por la utilización de un antropónimo indígena, inédito en la región, y la referencia al patronímico o filiación. Sin embargo, el rasgo más destacable en el texto es la inclusión del símbolo “פּ”, interpretado por la mayor parte de especialistas como alusión al lugar de procedencia o pertenencia del individuo.
En Asturias se conocen otros dos ejemplares en los que se consta este signo, si bien ninguna de ellas posee, como la de Vil.laverde, un contexto arqueológico para el hallazgo material. Las investigaciones realizadas en su entorno directo, las explotaciones auríferas de la sierra de Begega, proporcionan a esta última un marco cronocultural que incrementa su interés histórico.
El contexto de procedencia de la pieza la sitúa en el periodo de explotación de la minas de oro de la sierra de Begega durante la Edad del Hierro y siglo I d.C. Las investigaciones realizadas por el arqueólogo Ángel Villa acreditan la existencia de una docena de yacimientos en la zona entre los que cabe destacar, por el volumen de material removido, en el alto de Courío, Antuñana, Bueinás-El Valle y Vil.laverde, paraje este último del que procede la pieza.
Los estudios confirman que las comunidades indígenas desarrollaron tareas mineras de cierta complejidad, incluidas labores de interior, durante la Edad del Hierro, varios siglos antes de la conquista romana. La incorporación al registro arqueológico de nuevos materiales bien contextualizados, como el caso de la estela de Bodocena, y el análisis de diferentes elementos han permitido constatar que la explotación y beneficios de las minas de oro de la zona comenzó en fechas anteriores a las tradicionalmente consideradas, en plena época de romanización.