La Unesco ha aprobado a fecha 4 de diciembre de 2024 la declaración de la cultura sidrera asturiana como patrimonio inmaterial de la humanidad. Esta decisión reconoce y distingue la singular relación que Asturias mantiene con la bebida regional por excelencia y que engloba diferentes manifestaciones: desde el escanciado hasta las canciones tradicionales, la creación artística y el léxico ligado a su consumo. La cultura sidrera es un legado único que combina tradición, sostenibilidad y sentido de pertenencia.
La decisión de la Unesco reforzará la salvaguarda de un tesoro cultural que se ha sabido cuidar a lo largo de los años para transmitirlo a las siguientes generaciones como símbolo de identidad.
La consejera de Cultura, Política Llingüística y Deporte, Vanessa Gutiérrez, ha sido la encargada de defender la candidatura española en la reunión que el comité intergubernamental para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial ha celebrado en la ciudad de Asunción (Paraguay). En Asturias, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha seguido la sesión del comité por vía telemática desde el Museo de la Sidra de Nava.
“Se hace justicia”, ha valorado Barbón tras conocerse el fallo. El jefe del Ejecutivo también ha agradecido el trabajo desarrollado por todas las partes implicadas en la elaboración de la candidatura. «La sidra y la cultura sidrera forman parte de nuestra identidad que se ha ido transmitiendo de generación en generación», ha recordado.
A su juicio, la distinción «es un logro de toda Asturias y un chute de autoestima en una comunidad en la que a veces nos cuesta ver el potencial que tenemos». Desde su punto de vista, la declaración «supondrá un empuje para el sector, porque la sidra es parte de nuestra identidad como asturianos».
El Gobierno de Asturias, junto con sectores e instituciones vinculados, ha trabajado en la defensa de la candidatura y en la protección del patrimonio sidrero. En 2014, la cultura sidrera fue declarada Bien de Interés Cultural inmaterial (BIC). Desde entonces, se ha desarrollado una profusa labor para alcanzar el reconocimiento mundial que se ha materializado hoy. En ese proceso ha tenido un protagonismo destacado el comité director de la candidatura, integrado por representantes del sector sidrero y hostelero, especialistas en antropología, historia y comunicación, además de miembros de las consejerías de Cultura y de Medio Rural.
La cultura sidrera engloba prácticas sociales, rituales como el escanciado, las espichas y las romerías, además de tradiciones orales, paisajes culturales y oficios tradicionales. Por estos motivos, se erige como uno de los elementos identitarios de mayor calado en Asturias. La producción y el consumo de la bebida regional fortalecen la cohesión social a través de prácticas compartidas que fomentan la integración y el encuentro.